lunes, marzo 13, 2006

Bolivia y Chile. La verdad de verdad.

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El Court Central del estadio Nacional estaba atestado, sobrepasado, repleto de gente, 9 mil personas exhibiendo un ambiente de fiesta indudable, lo primero que me llamó la atención era la gran cantidad de marketing "compañeristico", lo que no me molesto en absoluto, había de todo lo imaginable, chapitas, banderas, discos de video y música, libros, pasquines de izquierda, panfletos revolucionarios, pañoletas… uf! mucho, pero yo sólo caminaba raudo oyendo desde lejos el discurso de Evo Morales, así que no me detuve, ya tendría tiempo de mirar los chiches. Lo otro que me sorprendió es que estaba lleno de gente joven y de familias, madres con sus hijos en los hombros, muchos niños con sus padres, todo en completa armonía y sin una asomo de violencia o de desorden en mala, y yo ni siquiera pense en venir con mi familia por algún estúpido e injustificado temor. Traté de pasar por alguna de las subidas a las tribunas para poder escuchar bien, pero estaba tan lleno, hasta con las escaleras repletas de publico, que sólo encaramándome por detrás de una tribuna, pero justo frente del escenario, pude ver el las galerías muy llenas de gente disfrutando del acto solidario, pude ver los lienzos por la vida y en contra del proyecto Pascua Lama por ejemplo, los saludos en Aimara, los Bienvenido Bolivia, y empezar a escuchar, a la mitad del discurso, a un verdaderamente emocionado Evo Morales, al cual le costaba trabajo creer lo que estaba viendo, ataviado con un poncho Mapuche que supe le habían regalado recién, entregandonos palabras de unión entre nuestros pueblos y recibiendo un cariño tal de los Chilenos, que no podía evitar repetir no creer lo que estaba viendo, el pueblo Chileno unido al Boliviano en un acalorado acto histórico.
Yo en ese momento contenía mi propia emoción por estar al frente del primer mandatario Boliviano en muchos años que se hacía presente en nuestro país, y recibido de esta forma!, tomando en cuenta lo supuestos odios entre dos pueblo que en el fondo sufren los mismos intrínsecos males, por estar al frente del primer presidente de un país latinoamericano perteneciente a un pueblo originario como el Aimara, después de 500 años de predominio de las mismas familias extranjeras que invadieron estas tierras, tenía al frente un mandatario dirigente sindical y con sangre indígena, verdaderamente representante del pueblo americano, lo que estaba presenciando no podía haberlo dejado pasar.
Su discurso trató de la lucha en contra el Neoliberalismo que oprime a nuestros pueblos latinoamericanos, que ese acto constituía un echo histórico, un punto de partida para una nueva relación entre los pueblos Bolivianos y Chilenos, que representaba un echo que nadie hubiera creído, que Chile se veía en el exterior como el mayor apoyo del Neoliberalismo en latinoamerica, pero que no era así realmente, que en Chile mucha gente estaba consciente de la desigualdad del sistema que impera, de verdad este señor estaba emocionado, sobre todo por que nunca se imaginó el nivel de cariño y que Chile pudiera tratar así a sus hermanos. Vinieron los aplausos y se retiró entre gritos de apoyo, me perdí los gritos de "Mar para Bolivia" del principio por llegar atrasado. Fue saludado por indigenas de Nepal, India y Filipinas, por nombrar los que recuerdo, además de los representantes de las etnias de nuestro país.
Después siguió la fiesta musical con Los Miserables, Flor Motuda, Illapu y los Inti Illimani, todo muy emocionante, con banderas arriba de todos los colores, estaban las de Venezuela, Perú, Bolivia, Palestina, Chile, de los partidos políticos, de las agrupaciones sociales, de las agrupaciones indígenas. No se me borrará fácilmente de la memoria la imagen de dos niños de no más de cinco o seis años a guatapelá’ en la cima de las galerías, agitando sus poleras al ritmo de las canciones con una gran bandera venezolana desplegada en el fondo que los cubría sobradamente, una fotografía sublime, los demás, todos cantando y bailando las canciones, intercaladas por gritos de los diferentes grupos presentes, y finalmente fue con Inti Illimani entonando los hermosos acordes de El Pueblo Unido cuando ya todo fue pura emoción desbordada, miles de personas coreando la emblemática canción, con sus puños arriba, una imagen que pocas veces había vivido, los recuerdos de mi época universitaria revoloteaban en mi cabeza, pero esta vez era una comunidad entera, formada por adultos, ancianos, parejas, jóvenes, niños, indígenas, trabajadores, profesionales, un momento donde tuve que contener mis lagrimas de emoción, ya que en ese momento sentí que volvía a creer que existe gente todavía, que se da cuenta de lo que pasa realmente en nuestros países, es cuando crees nuevamente que existen personas para crear una sociedad solidaría, mas justa e igualitaria, donde los derechos de las personas y su dignidad se respete de verdad, uno vuelve a creer que no todo está perdido y que somos capaces de crear una conciencia para que todos los habitantes de nuestro país tengan las mismas oportunidades, para que el país no siga regalándose por migajas a los poderosos del llamado primer mundo, para que nuestros gobernantes elegidos con tanta pompa no defiendan a los multimillonarios que comandan las empresas que contaminan nuestros océanos y ríos, asesinando nuestra fauna y relegando a nuestros pueblos originarios una pobreza sin oportunidades, es cuando creo que los que en un futuro queremos mirar a nuestros nietos a la cara, sin vergüenza, tenemos una oportunidad, tenemos una salida para no tener que dar explicaciones cuando ellos nos pregunten "y Uds. ¿En que mierda estaban pensando cuando saqueaban el país y destruían nuestras tierras?", por lo menos podremos decir que nosotros hicimos conciencia y luchamos de alguna forma por sumar al resto de los ciudadanos, embobados por las empresas de comunicaciones informando sobre quienes comercian con su vida privada, como si en eso se nos fuera la vida.
En verdad un evento lleno de emoción, un evento histórico y único, que difícilmente se volverá a repetir con esa intensidad. No me equivoque al ir a escuchar a Evo Morales, y quede con la sensación, al igual que esas 9 mil personas, de que es posible que nuestros pueblos se unan para defender y reivindicar a sus habitantes en su entera dignidad.
cp.
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