viernes, agosto 31, 2007

Crónica de la Ciudad de Santiago de Chile

Crónica de la ciudad de Santiago

(Texto : Eduardo Galeano

Foto : Sebastian Miquel)

http://www.flickr.com/photos/abretusojos/1285547904/

Santiago de Chile muestra, como otras ciudades latinoamericanas, una imagen resplandeciente. A menos de un dólar por día, legiones de obreros le lustran la máscara.

En los barrios altos, se vive como en Miami, se vive en Miami, se miamiza la vida, ropa de plástico, comida de plástico, gente de plástico, mientras los vídeos y las computadoras se convierten en las perfectas contraseñas de la felicidad.

Pero cada vez son menos estos chilenos, y cada vez son más los otros chilenos, los subchilenos: la economía los maldice, la policía los corre y la cultura los niega.

Unos cuantos se hacen mendigos. Burlando las prohibiciones, se las arreglan para asomar bajo el semáforo rojo o en cualquier portal. Hay mendigos de todos los tamaños y colores, enteros y mutilados, sinceros y simulados: algunos en la deseperación total, caminando a la orilla de la locura, y otros luciendo caras retorcidas y manos tembleques por obra de mucho ensayo, profesionales admirables, verdaderos artistas del buen pedir.

En plena dictadura militar, el mejor de los mendigos chilenos era uno que conmovía diciendo:

—Soy civil.

miércoles, mayo 23, 2007

Así somos



Originally uploaded by charlancastor.
Hay veces que uno se desilusiona de las personas, uno se pregunta, si estas personas no valoran la amistad que uno entrega, ¿por qué debiera uno entregarla sin restricciones?. Hay momentos en que los valores que están insertos en nuestro disco duro, cobran más valor, es en esos momentos cuando nuestras convicciones se arraigan más dentro de nosotros, cuando por ejemplo nuestra palabra, esa que nuestro padre nos enseño que no debía romperse o que había que respetar a como diera lugar, cobra sentido, al verla romperse con tanta facilidad en otros cobra sentido, cobran sentido además las formas de enfrentar los problemas, cara a cara y de frente, cobra sentido el tener la dignidad de poder hacer frente a situaciones que no nos gustan y el tomar decisiones en otra dirección.
En otro sentido, cobra valor también el darse cuenta, de que no todos tenemos los mismos valores, que no a todos nos enseñaron igual, que lo que para mi es importante, para otro no tiene el mismo valor. Por lo tanto surgen las preguntas como por que, después de identificar a esas personas que no encuentran valor a tu amistad, ya que no tienen las mismas líneas de vida, ¿por qué entregarse y molestarse en establecer una relación que no va mas allá, para qué esforzarse en tender un puente si la conexión invisible no está?. Creo que no vale la pena ni el dolor, debemos dar un paso al costado y permanecer tranquilos. Creo que también debemos tener esa misma dignidad que mencioné antes, para decidir apartarse y no molestar, interponiendo convicciones que hasta pueden estar equivocadas, pero que de todas formas defenderemos, por que así somos.

viernes, marzo 23, 2007

Puta que son PAOS !!!

Mi reflexión va por el lado de la oportunidad que los personajes del gobierno o el gobierno mismo se han farreado, de hacer algo realmente revolucionario, cambiar el sistema de transporte colectivo de Santiago, no han hecho más que hundirse en su propia incapacidad. Después de la tremenda cagada que se han mandado, ¿cuando de nuevo la gente, el pueblo les va a creer con un proyecto de modernización al nivel de lo que podría haber sido este?, cambiar la forma en que se mueven 5 millones de personas, por algo más humano y agradable, más digno, todo un sueño, un sueño ya totalmente destrozado. Al gobierno le pasó la cuenta el haber trabajado todos estos años para enriquecer a los más ricos, para los empresarios privados en busca de más dinero sin tener en cuenta las necesidades de las personas, en definitiva el venderse al mejor postor, al neoliberalismo, al capital... ahora son los mismos privados los que amparados en contratos que les favorecen les dan vuelta la espalda y no solo no cooperan, si no que se jactan de cumplir con todo lo que los papeles dicen y presenciar sentados la debacle del poder, sentados esperando a que este país vuelva a ser gobernado por la derecha salvaje para seguir comprándose a Chile. Así son pagados... un gobierno que se dice al servicio de las personas, acorralado por sus supuestos socios, cayéndose a pedazos por su propia ineptitud, lindo espectáculo están mostrando, peleándose entre ellos sin poder tomar el sartén por el mango. Todo mal. Veremos que resulta de todo esto. Es una verdadera pena lo que han hecho.

lunes, marzo 19, 2007

LA HORA DEL ASCO (Por Roberto Brodsky)

Se que la muerte del dictador ya es sólo otro paso para limpiarse la mierda de los zapatos, y como algunos suponíamos daba lo mismo, pero encontré este escrito del gran Roberto Brodsky y me identifica plenamente, es por eso es que ahora está acá.


LA HORA DEL ASCO (Por Roberto Brodsky)

Son una vergüenza. Dan asco. No exactamente los pinochetistas, de los cuales cabe esperar homenajes y elegías, sino los otros. Da asco la columna de Pato Navia ponderando en el diario La Tercera la obra refundadora de un dictador cuyos delitos de sangre y venalidad han sido ampliamente acreditados por la justicia internacional. Pero también dan asco los panelistas de Tolerancia Cero que se muestran implacables contra la corrupción de medio pelo, pero que evidencian una tolerancia infinita para referirse a Pinochet con eufemismos y pasitos de esgrima. Dan asco los noticieros, la propaganda militar, el kitsch de la dictadura con sus viejos estandartes, recuerdos, anécdotas de cómo nos enriquecimos mientras una parte de la población permanecía en el exilio, en la cárcel, o atemorizada en sus casas. Así cualquiera cambia el país, Navia; lo cambia y se lo roba. Así cualquiera. Qué vergüenza. El especial de La Segunda a cargo de Gonzalo Vial es un asco de principio a fin. Y los foros, con esos panelistas aterrorizados de llamar dictador a un dictador, ladrón al ladrón, terrorista a un promotor del terrorismo de Estado. Con ecuánimes palomas quieren despedir al que los escupió en la cara.

¿A qué le tendrán miedo? ¿A quedarse sin pega? ¿A perder rating? Son una vergüenza. Dan asco los especiales de prensa que El Mercurio y Copesa echaron a la calle para historiar la muerte del militar más sangriento de la historia de Chile, cómplice en los crímenes de sus propios camaradas de armas y quien celebró como un ahorro fiscal el hallazgo de dos y más cadáveres en un mismo ataúd cuando se revelaron las tumbas clandestinas del régimen. ¿No se darán cuenta que al hacerlo entonan loas al sentimiento de venganza? ¿Qué están promoviendo una justificada patada en el culo cuando no un pistoletazo cada vez que vuelven a humillar a esos familiares con sus crónicas de alabanza? No, tienen que llorar para darse cuenta. Y en la Escuela Militar, ¿acaso todavía no saben leer para informarse de que el último comandante en jefe antes de Pinochet fue Carlos Prats, quien voló por los aires con un bombazo digitado desde Chile? Honores de Comandante en Jefe a un gorila golpista es cosa de asco, de vergüenza, pero así es. ¿Qué país escondido revela la muerte de Pinochet? Da pánico prestar atención a la incapacidad ya no política de los dirigentes concertacionistas, sino simplemente cívica para deslindar el bien del mal, como si no existiesen ya esas categorías: matar empata con modernizar, torturar oponentes empata con exportar manzanas, gobernar por el miedo empata con redactar una nueva Constitución.

¿De qué están hablando estos papeluchos del equilibrio? ¿Qué país es éste que da asco leer la prensa, ver la tele, escuchar la radio? ¿Por qué están todos de acuerdo en respetar la memoria penal de un tirano? Qué asco, qué complejo arrastran para dejarle a la historia, es decir a los otros, un juicio condenatorio que los tribunales escamotearon una vez más, tal cómo Carlos Cerda tuvo de el buen criterio de señalar en medio de la opereta funeraria.

Porque se trata de esto, finalmente. Augusto Pinochet falleció el 10 de diciembre en la más absoluta impunidad penal, y sólo Belisario Velasco, vaya por donde, fue capaz de orientar a la opinión pública de manera sintónica con los sentimientos de la gran mayoría, y si no, al menos con los valores que se supone sostienen a una democracia: respeto a las minorías, libertad de expresión, elección libre e informada, transparencia y probidad en el gasto público. Pinochet repitió de curso en todas estas materias de Estado, pero hete aquí que el burro es homenajeado por testarudo. Vaya democracia la que nos legó el cabrón. Un asco, una vergüenza para todos.

Contra lo que puedan pensar quienes todavía están leyendo esta columna, la muerte de Pinochet no me alivia de nada. La pérdida no de vidas, sino de nociones comunes para entenderse o disentir, es irremontable, tal como lo hemos visto en estos días. Nada nos devolverá lo extraviado bajo la bota. Recuerdo a un amigo que perdió a su padre, fusilado en Calama por la Caravana de la Muerte, y me contó su sentimiento de inutilidad cuando Pinochet quedó preso en Londres. Los oponentes festejaban la medida, intercambiaban mails, alentaban la extradición a España, pero él había quedado frío. Ni la horca que colgó a Mussolini salvaba su distancia. Esto puede ser un argumento para las columnas de Hermógenes a favor de la impunidad, pero no importa: se lo regalo como la muerte del sapo. El resarcimiento es un concepto judicial, no humano. Y el tema de Pinochet, que es el tema del odio en Chile, trata de vidas humanas.

Qué quieren: soy nacido el 57, fui educado en una democracia representativa, mi padre era comunista y me llevaba de la mano el año 63 a ver los actos de Frei Montalva para enseñarme a escuchar opiniones distintas a la suya. A los 15 años se acabó la lección. Pertenezco, según una encuesta publicada recientemente en La Tercera, a ese minoritario 20 % de la población que sabe distinguir entre un dictador y un presidente, un militar y un criminal, un hombre que ladra y otro que piensa, un lamebotas y un liberal. Somos minoría en el país, sin duda. Y a mucho orgullo. Presumo que para esa minoría no es la hora de festejar ni de llorar la muerte de Pinochet. Es la hora del asco, de la vergüenza.

viernes, enero 12, 2007

Cuando estemos con la mierda hasta el cuello

Cuando estemos con la mierda hasta el cuello
Cuando no exista agua que beber
Cuando los ríos lleven solo agua contaminada
Cuando corten el ultimo árbol
Cuando nuestros niños estén muriendo de cáncer a la piel
Cuando el aire se torne irrespirable
Cuando en la tierra ya no se pueda cultivar
Cuando no existan alimentos con nutrientes
Cuando el mar bote los peces muertos

Entonces
¿podrán entender la ferocidad del sistema que ahora apoyan con tanto ímpetu?

¿qué responderán a la pregunta de nuestros hijos? ¿en que pensaban cuando hicieron esto?

cp.